Llorar de alegría; fue mi primera reacción al enterarme, junto con mi marido (Johnny)que estaba esperando un baby. Es increíble como la llegada de un bebe puede cambiar totalmente, y de un momento a otro nuestras vidas.
De ahí en adelante lo mas importante paso a ser mi estado de salud y la del bebe. Tuvimos que empezar a tomar decisiones importantes y a cambiar radicalmente ciertos hábitos. Yo soy estudiante universitaria y en ese entonces cursaba el 3er año de la carrera ciencias de la comunicación. Nos pusimos a pensar muy seriamente con mi pareja si abandonaría o no, temporalmente, la carrera. Y con respecto a ciertos hábitos, lo primero que tuve que dejar fue el gimnasio y mis clases de steep (ya no tenia que hacer ningún esfuerzo físico), también las trasnochadas de fin de semana.
Estábamos felices con Johny, pues no quedaban dudas: célula, cigoto, embrión o feto – el nombre casi era lo de menos – sabíamos que dentro de mi se formaba día a día ese futuro bebe regordete que ya me moría, en aquel entonces por achuchar.
Sabia que en ese momento mi hijito (Martin) estaba realizando la mayor proeza de su existencia: “la formación de su ser”
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